
Historia
Fechas de Interés | |
1969 | Creación del I.N.E.M. "Maestro Gonzalo Korreas", luego I.B. |
1978 | Creación del I.F.P. “Comarca de la Vera” |
1996 | Fusión de ambos y del C.P. “César Carlos”. Recibe el nombre de I.E.S. de Jaraíz de la Vera |
1998 | Recibe el nombre de I.E.S. “Jariza” |
1999 | Recibe definitivamente el nombre de I.E.S. “Maestro Gonzalo Korreas” |
Procedente de una antigua academia radicada en Jaraíz de la Vera, nuestro Centro comenzó impartiendo, bajo el nombre de I.N.E.M. “Maestro Gonzalo Korreas”, clases de Bachillerato Elemental y Superior, según el Plan de Estudios del 74. Durante este tiempo fue fundado el I.F.P. “Comarca de la Vera”, con el que se uniría años más tarde. Después impartió clases de B.U.P. y, en el año 1995, implantó los estudios de E.S.O., que progresivamente fueron sustituyendo a los anteriores e incorporaron las enseñanzas de Bachillerato. Al año siguiente se produjo una fusión entre este Instituto y el de F.P. “Comarca de la Vera”, al tiempo que se producía una remodelación de las plazas de magisterio del C.P. “César Carlos” y se adjudicaban las instalaciones y la plantilla reformada de éste último al nuevo Centro.
Tanto la estructura como la plantilla del nuevo Centro eran totalmente distintas de los tres anteriores de que se formó. Ahora se conformaba un Instituto con tres ámbitos espaciales, correspondientes a los dos Institutos y al Colegio, con una plantilla de 75 profesores y maestros. Sin embargo, sus enseñanzas no habían cambiado tanto: el Primer Ciclo de E.S.O. comenzó siendo impartido por los maestros del “César Carlos”; el Segundo Ciclo y Bachillerato, por los profesores del “Maestro Gonzalo Korreas” y por los que en el “Comarca de la Vera” impartían asignaturas de Humanística, Física y Química, Ciencias Naturales, Educación Física y otros; y los Ciclos Formativos que sustituyeron a la Formación Profesional se nutrieron de los profesores de ésta, que se vio reflejada en unas familias profesionales que respondían a las instalaciones y personal de las que ya se impartían el “Comarca de la Vera”.
Hoy día, y manteniendo la misma complejidad espacial, con una plantilla estabilizada que ronda los 90 profesores y una oferta educativa equilibrada y con cierta expansión, se puede decir que el Instituto de Jaraíz de la Vera forma un conjunto único y aglutinado que responde a las intenciones del sistema educativo y a los intereses de alumnos, profesores y padres.
VIDA
Gonzalo Korreas fue un gran
humanista extremeño. Nació en Jaraíz de la Vera
(Cáceres) en 1571.
Las primeras noticias que tenemos de él datan de 1589, año en que se matricula en Artes (filosofía) en Salamanca y se
gradúa Bachiller tres años después. Al mismo
tiempo estudia griego y latín y, al terminar Artes, comienza los estudios de Teología.
En
1594, al reabrirse, tras seis años de cierre, el Colegio
Trilingüe -donde el Brocense había iniciado su carrera de
profesor-, oposita y gana una beca de colegial de griego. Allí
perfeccionó sus conocimientos de esta lengua, a la vez que
profundiza en el latín y empieza a estudiar hebreo, sin
abandonar los estudios de Teología.
En
1598, por dificultades económicas insalvables, se cierra de
nuevo el Colegio Trilingüe, a pesar de la lucha de Korreas por
evitarlo. Para compensar la pérdida de su beca, se le concede
una cátedra de griego de menores (de primer curso) por
cuatro años, y comienza así su carrera docente.
En
1601, con los estudios de Teología terminados hacía dos
años, se ordena sacerdote. Ese mismo año obtiene por
oposición una cátedra de griego de medianos,
donde explica autores como Homero, Esopo, Tucídides,
Demóstenes… Los visitadores de
cátedra elogian la preparación de Korreas, así
como su puntualidad y asistencia, virtudes que conservará
siempre (y que no eran muy frecuentes en los profesores de la época).
Así, conseguirá que el Claustro acceda a sus reiteradas
peticiones de aumento de sueldo. En 1610 consigue finalmente ser
catedrático en propiedad pero no de griego, sino de hebreo.
En
1615 oposita a la cátedra de griego de mayores y la
gana en propiedad, y consigue del Consejo de Castilla la
compatibilidad para desempeñar ambas cátedras. Además,
desde años atrás, era capellán del Hospital del
Estudio y, pocos años después, le concede el Claustro
el cargo de corrector de imprenta.
En
1630 se jubila de sus cátedras y muere al año
siguiente. Deja todos sus libros al Colegio Trilingüe, que nunca
consiguió ver abierto de nuevo, a pesar de su gran esfuerzo.
La
biblioteca de Gonzalo
Korreas ha sido recientemente analizada por Rodríguez-San
Pedro Bezares. “La donación
–escribe Rodríguez-San Pedro- se producía en
un momento de franco declive en la preocupación por acrecentar
la Librería Universitaria. Por lo demás, el número
de más de 800 volúmenes hacía de la biblioteca
de Korreas una del más alto nivel científico y
filológico ya que, dados sus profundos conocimientos
filológicos, la biblioteca era de un enorme valor”. En
el paralelo que hace Rodríguez-San Pedro, dejando al margen
los porcentajes concretos, la biblioteca de Korreas era muy superior
a la Universitaria en libros hebreos (113 frente a 8), arábigos
(3 frente a 0) y caldeos (1 frente a 0). Concretamente, en el campo
filológico, escribe: “En
confrontación con el arcaísmo del inventario de la
Librería Universitaria en 1610, pueden señalarse
contactos de Korreas con las novedades y autores modernos de las
disciplinas filológicas, como, por ejemplo, El
Brocense.”
Se
trata de una biblioteca eminentemente técnica. Lenguas
clásicas, con numerosos autores y con especial interés
por las gramáticas arábiga, caldea, hebrea (Martínez
de Cantalapiedra), latina (Nebrija, Juan L. de la Cerda) castellana
(Nebrija) o “La Minerva” de Sánchez de las Brozas. Además,
en ella podemos encontrar las obras de los grandes humanistas (Valla,
Erasmo, Poliziano, Budé, Vives, Lipsio…), pero también
autores clásicos (de Hipócrates a Platón y
Aristóteles) y filósofos y teólogos escolásticos
(de San Agustín a Tomás de Aquino) Y, por supuesto, “La
Biblia” de Plantino. Korreas poseía, además, muchos
libros de Historia, medievales o modernos y, como no podía ser
menos, las obras de los mejores escritores castellanos: libros de
caballerías, el Romancero, Jorge Manrique o Garcilaso, la
Celestina, Fray Luis de León, Cervantes, Lope, Góngora
o Quevedo.
Estamos,
por tanto, ante una biblioteca espléndida. Sobre el alcance de
su donación, Rodríguez-San Pedro, al observar el
descuido con que fue tratada, no puede menos de escribir: “la
conclusión se impone por sí misma: merma y descuido de
la librería donada por el maestro Korreas, en un ambiente de
declive de los estudios de griego y hebreo, y en una Universidad cuya
Biblioteca central había perdido hacía tiempo el empuje
renovador que se iba desmembrando paulatinamente.”
OBRA
La
producción de Gonzalo Korreas se inicia con una obra menor:
“Prototupi in graicam linguam
Grammatici Canones” (1600). Se trata de la fonética y
morfología griega que él enseñaba a los alumnos
principiantes. Sigue en buena medida la gramática griega del
Brocense, pero presenta ya algún rasgo de fuerte originalidad
–que será la marca personal de toda la obra de Korreas-,
como el no admitir, por considerarlos inútiles, el acento
grave y el espíritu suave.
“Trilingüe
de tres artes de las tres lenguas Kastellana, Latina i Griega, todas
en Romanze” (1627), es la primera de sus cuatro obras
mayores. Expone las gramáticas de las tres lenguas, partiendo
del principio de que todas las lenguas tienen en común los
elementos esenciales y varían sólo en el léxico.
Igual que la anterior, esta obra tiene un propósito exclusiva
o predominantemente pedagógico, que es el acceso rápido
de los estudiantes a los textos latinos y griegos y, en cuanto a la
gramática castellana, la misma función para los
extranjeros, y la adquisición, por parte de los hablantes
españoles, de explicaciones racionales respecto a su lengua.
Korreas, como el Brocense, no admite los principios de autoridad
cuando chocan con su razón, y deja patentes claras muestras de
su originalidad: funde las dos primeras declinaciones latinas en una
sola, cambia el orden de las conjugaciones invirtiendo los puestos de
la segunda y la tercera… En su “Ortografia
Kastellana nueva i perfecta” (1630), defiende el
sistema fonético de escribir como se habla, se opone con furor
a la entonces de moda ortografía latinizante, y propone las
siguientes diferencias fundamentales respecto al sistema vigente:
suprimir la c, sustituyéndola por k, ante a,
o, u, y por z ante e, i; suprimir también qu
y utilizar en su lugar k; emplear g siempre con sonido
suave, y para el sonido fuerte utilizar la x en lugar de la j,
que también queda eliminada.
Convencido de la bondad de su sistema, pide a Felipe IV que lo
implante obligatoriamente, pues los demás no lo aceptan por
inercia o por miedo al ridículo: “Porke
aunke todos tienen por buena esta ortografia, i konfiesan ke tengo
razón en ella, su viexa kostunbre tiene a muchos entumidos, i
perezosos para moverse a la bueno.”
Evidentemente, ninguna de estas innovaciones ha tenido
éxito; pero el libro está lleno de perspicaces
observaciones sobre muchos fenómenos fonéticos y
lingüísticos. El orden alfabético que utilizó
Korreas en el “Vokabulario de
refranes” (1627) no respondía a un capricho pasajero,
sino a una decisión meditada que explica en esta “Ortografía
kastellana nueva i perfeta”: las letras se dividen en varias
clases, a la primera pertenecen las cinco vocales -a, e, i, o, u- y
son las primeras del abecedario porque son las más nobles; a
la segunda clase pertenecen r, l, n, s, z, x, d, que Korreas llama
finales porque son las que pueden utilizarse a final de sílaba
y de palabra, pudiéndose pronunciar alguna de ellas sin vocal
que la acompañe (fueron llamadas semivocales por los
griegos y latinos), razones por las que deben ir antes del resto de
las consonantes; a la tercera clase pertenecen f, g, b, k, p, t, v,
llamadas liquidantes por Korreas ya que pueden combinarse con
las líquidas del grupo anterior y, a la cuarta clase,
pertenecen m, rr, ch, ll, ñ, y h, que no se pueden pronunciar
sino delante de vocal, por lo que las llama antevocales. Al
pasar el texto por la imprenta, los editores se han debatido entre
seguir el orden utilizado por el autor, o el más común
en la lengua ya que, de emplear el de Korreas, se hacía
difícilmente manejable la obra, o si se actualizaba se perdían
las primitivas intenciones del compilador.
Finalmente,
decir que las dos obras más importantes de Gonzalo Korreas no
han sido publicadas hasta el siglo XX, pues las dejó en
manuscritos entre los libros cedidos al Colegio Trilingüe. Estas
dos obras son el “Arte de la
lengua Española Kastellana” y el “Vokabulario
de Refranes i Frases Proverbiales”.